Estatua Budista adquirida por los Nazis fue esculpida en meteorito


Suena como un descubrimiento de Indiana Jones, pero los investigadores alemanes dicen esta pesada estatua de Buda traída a Europa por los nazis fue tallada de un meteorito que cayó probablemente hace 10.000 años a lo largo de la frontera con Siberia y Mongolia.
Este Buda espacial, también conocido como "hombre de hierro" para los investigadores, es de edad desconocida, aunque las estimaciones más fidedignas de la fecha de la estatua es en algún momento entre los siglos octavo y décimo. La talla representa a un hombre, probablemente un dios budista, sentado con las piernas entre cruzadas, sosteniendo algo en la mano izquierda. En el pecho hay una cruz gamada budista, símbolo de la suerte que más tarde fue usado por el partido nazi de Alemania.
"Uno puede especular si el símbolo de la esvástica en la estatua fue la potencial motivación para desplazar el artefacto hecho de meteorito ("hombre de hierro") para Alemania", escribieron los investigadores en línea, el 14 de septiembre en la revista Meteoritics y Ciencia Planetaria.

La Aventura del Hombre de Hierro
El hombre de hierro llegó a Alemania por primera vez después de una expedición en los años 1938-1939, en el Tíbet por el zoólogo y etnólogo Ernst Schäfer, que fue enviado a la región por el partido nazi para encontrar las raíces de origen ario. La estatua pasó luego a manos de un propietario privado.
El investigador de la Universidad de Stuttgart, Elmar Bucher y sus colegas, analizaron la estatua el 2007, cuando el propietario les permitió tomar cinco muestras minúsculas de la misma. En 2009, el equipo tuvo la oportunidad de tomar muestras más grandes desde el interior de la estatua, que es menos propenso a la contaminación por la erosión o la manipulación humana que en el exterior donde las muestras iniciales fueron tomadas.
Ellos encontraron que la estatua está tallada de una rara clase de rocas espaciales conocidos como meteoritos ataxite. Estos meteoritos principalmente de hierro tienen un alto nivel de níquel. El meteorito más grande jamás conocido, el meteorito Hoba de Namibia, es un meteorito ataxite que puede pesar más de 60 toneladas.

Venía del espacio exterior
Un análisis químico de las muestras del hombre de hierro reveló que son parte de una famosa dispersión de rocas espaciales de Siberia y la frontera con Mongolia. El sector de la caída del meteorito Chinga contiene por lo menos 250 fragmentos de meteoritos, la mayoría relativamente pequeñas, aunque dos de 22
libras (10 kg) se han encontrado allí. Los científicos estiman que el meteorito Chinga cayó hace 10.000 a 20.000 años atrás. El primer descubrimiento de ellos se registró en 1913, pero la existencia de la estatua sugiere que las personas fueron minando el campo de los materiales artísticos, mucho antes de eso, dijo Buchner.
La identidad del hombre tallado no está clara, pero los investigadores sospechan que podría ser el dios budista Vaisravana, también conocido como Jambhala. Vaisravana es el dios de la riqueza o de la guerra, y es a menudo retratado sosteniendo un limón (un símbolo de la riqueza) o un saco de dinero en la mano. Este hombre de hierro tiene un objeto no identificado en la mano. La estatua es de aproximadamente 9,5 pulgadas (24 cm) de alto y pesa cerca de 23 libras (10,6 kg).
"Muchas culturas utilizan el meteorito de hierro para hacer dagas y hasta joyas", escribieron Buchner y sus colegas, "y la adoración del meteorito es común entre muchas culturas antiguas. Pero la talla de Buda es única".
"La estatua del hombre de hierro es el único ejemplo conocido de una figura humana que fue tallada en un meteorito, lo que significa que no tenemos nada con qué compararlo a la hora de evaluarla", dijo Buchner en un comunicado.
"Por causa de sus orígenes puede ser valorada en U$20.000, sin embargo, si nuestra estimación de su edad es correcta y es casi un millar de años, podría ser invaluable."

Preguntas y Respuestas



Preguntas y Respuestas

¿Qué nos brinda saber la existencia y comunicarnos con nuestros ángeles?
El contacto con los ángeles nos brinda la oportunidad de encontrarnos con nosotros mismos, de superar y sanar nuestros obstáculos para conectarnos con nuestra luz interna, en un camino directo hacia el Creador. Las personas que permiten la entrada de los ángeles en su vida, manifiestan grandes cambios, desarrollan una relación más cercana con Dios y sanan sus miedos y apegos. Cuando empezamos a ser consciente de su existencia, todo puede cambiar y milagros suceder.

Este fenómeno que se ha despertado alrededor de la Angelología ¿es una moda o es algo verdaderamente permanente?
No es cuestión de moda. Los ángeles son tan antiguos como la historia de la creación. El interés por los ángeles ha trascendido culturas, idiomas y dogmas. El momento que estamos viviendo de transformación y evolución del planeta, cuando supuestamente estamos a punto de una “catástrofe”, es el que ha originado una fascinación por su contacto y un despertar de muchos de nosotros a una búsqueda más allá de nuestros cinco sentidos.

Aunque no lo sepamos, ¿los ángeles están presentes?
Los ángeles están entre nosotros así no los podamos ver o queramos sentir. Creámoslo o no, todas las personas tenemos al menos dos ángeles de la guarda a nuestro lado, como fuimos creados con libre albedrio, los ángeles no toman decisiones por nosotros. Es decir, solo pueden intervenir y asistirnos si solicitamos su ayuda.

¿Cuáles son los momentos más propicios para buscar contacto con nuestros ángeles?
Cualquier momento puede ser propicio. En realidad no es importante cuando ni como pidamos pero si el que pidamos.  A ellos les encanta que los invoquemos. Obviamente resulta más fácil sintonizarse con la ayuda angelical cuando tranquilizamos nuestra mente y cuerpo y los llamamos desde nuestro corazón. Si nuestra petición es clara, amorosa, humilde y no interfiere con el libre albedrio de otra persona, sentiremos su guía y apoyo.

¿Se necesita tener una creencia religiosa particular para hacer efectiva la relación con los ángeles?
No se necesita pertenecer a ninguna religión en particular. Los ángeles trabajan con personas de todas las religiones y caminos espirituales. Su único credo es el amor.

¿Una persona común y corriente puede hacer realidad la comunicación con los ángeles, o sólo los personajes que vemos por televisión?
Los ángeles y su ayuda están al alcance de cualquier persona. El contacto y comunicación con estos seres celestiales está a la mano de todo el que lo busca y es muy sencillo. No se necesita recibir ningún entrenamiento especial ni realizar extraños rituales para invocarlos. Todos tenemos la habilidad para hacerlo.

¿Existe algún tipo de clasificación de los ángeles?
De manera similar a los humanos, los ángeles tienen su propia sociedad, jerarquía, misiones y tareas. Dionisio Aeropagita, teólogo y filósofo del siglo V y VI D.C., escribió el que hasta hoy continúa siendo el tratado más famoso sobre los ángeles. En su libro “Jerarquía Celeste” describió nueve rangos de seres angélicos en tres niveles o esferas. En la primera y más cercana a Dios se encuentran los serafines, querubines y tronos. La segunda incluye los dominios, virtudes y poderes. En la última se ubican los principados, arcángeles y ángeles. Realmente la palabra “ángel” es usada para referirse a todos los seres celestiales y específicamente a los seres de la tercera categoría, los más cercanos a nosotros.

La primera recomendación para iniciarse en esta práctica
Mi primera recomendación es desarrollar e incorporar en nuestra vida la costumbre de pedir ayuda a los ángeles y agradecer de manera consciente la abundancia ya presente. El poder sanador de los ángeles es ilimitado. Su esencia es amor puro e incondicional. Ellos nunca están ocupados para ayudarnos, incluso se sienten felices de hacerlo, esa es su misión. Ninguna necesidad es pequeña o grande para ellos y entre más se les contacte más se afianza la relación.

El Dolor del Alma

El Dolor del Alma

El extremo dolor, ese dolor que nos arrasa, que destruye nuestras certezas, que nos quita la inocencia de creer que somos dueños del mundo y su destino, ese que nos deja sin respuestas, caídos, desorientados, sin saber donde fijar la mirada o encontrar sentido, constituye una prueba radical para el proceso del despertar del Alma. Con él salen a luz nuestros demonios, los miedos e inseguridades más profundas, las rabias y el desaliento, la soberbia, la envidia y el aislamiento, pero también emerge lo mejor de nosotros, la certeza, la fuerza, la generosidad, la sabiduría. En ese dolor nos conocemos a nosotros mismos con una extensión y profundidad insospechadas, aparece todo lo oculto, se caen las máscaras donde nos escondíamos de nuestra fragilidad y nuestra potencia espiritual.
El sufrimiento es una prueba y una oportunidad, extremadamente delicada, pues nos puede depurar, alivianar, volvernos más abiertos y amorosos, o puede conducirnos a la pesadez, a la amargura, al sin sentido.
El dolor radical nos puede llevar a la idea de que somos los únicos que sufrimos, de que somos especiales, de que sabemos algo que los demás no saben, o de que tenemos más “bonos espirituales” que el resto, nos puede conducir a la desconfianza, al ostracismo, a la soberbia o puede abrirnos a la aceptación, al amor, a una vida dirigida con mucho más potencia y claridad a nuestro aporte particular al mundo. El dolor destruye lo que algún día fuimos, nos deshace, arrasa con todo y desde él podemos levantarnos humildes, disponibles y confiados al movimiento de la Vida, o bien, arrogantes, amargos, o invadidos por el miedo de lo por-venir.
Esto dependerá de cuan conscientemente vivamos el proceso, de que nos abramos y aceptemos el cambio radical de nuestro estar en el mundo, de nuestro sentido de vivir que conlleva el dolor, que nos permitamos re cuestionarnos el eje en torno al cual creamos nuestra vida, que aceptemos nuestra vulnerabilidad, así como nuestra fuerza.
El dolor es una gran oportunidad para el Alma, pues, al arrasar con nuestras certezas y corazas habituales, abre grietas en nuestra psiquis, brechas por donde el Alma puede tocar nuestra mente y corazón con la claridad de que no importa cuánta información acumule nuestra mente, cuáles sean nuestras creencias o posturas intelectuales el misterio central de Quienes Somos, a Dónde Vamos, qué sentido tiene la Vida, hay o no algo más allá de la muerte. Sólo es revelado a la intuición, a la certeza interior, en vivencias que están más allá de la razón.
Podemos levantarnos ligeros de equipaje sabiendo que toda forma, toda manifestación concreta es fugaz, ya sea una empresa, una familia, o la vida física en sí. Que lo que perdura es la Esencia, aquello que es invisible e intangible, pero también indestructible y desde allí vivir abiertos a la vida, disponible a los cambios, confiando en que hay algo en el Centro que permanece, más allá de todo cambio.
El dolor no siempre tiene que ser algo negativo. Es importante sentir el dolor de otros (tanto el que hemos causado como el que no) porque puede inspirarnos a ver cuánto más necesitamos hacer.
Es sólo cuando comenzamos a sentir el dolor de otros que la Luz nos mostrará la mejor manera en que podemos ayudarlos.
Bendiciones MILES a todos.
NAMASTÉ

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