En esta gran ilusión y juego de vida que todos hemos decidido experimentar, Estados Unidos e Irán, desde el pasado viernes 3 de enero del 2020, se encuentran en una situación de tensión.
La causa sería el ataque aéreo del país americano (gobernado por Donald Trump) a un convoy que se encontraba cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad, en Irak.
Como resultado de este hecho, murieron el general iraní Qasem Soleimani y los subcomandantes Al-Hashad Al-Shab y Abu Mahdi al-Mohandes.
Este conflicto podría iniciar una posible Tercera Guerra Mundial.
Tras el hecho, Alí Jamenei, líder supremo de Irán, declaró tres días de duelo y anunció ''una fuerte venganza''.
Por su parte, Donald Trump, ha presumido de su fuerza bélica y prometió respuestas ''desproporcionadas'' en caso que el país asiático afecte alguna base norteamericana.
Muchos han anticipado que esta situación podría generar la Tercera Guerra Mundial que muchos presumen a causa de su reflejo con su interior a nivel inconsciente.
En una reciente conferencia de prensa, Donald Trump aseguró que se tomarán represalias en caso que Irán decida atacar a Estados Unidos.
Su ministro de Defensa negó la existencia de una carta que diga su retiro en Irak.
Respecto a esto, de ser así, que se genere esta posible guerra, hará que tanto la economía del mundo, como los habitantes de Estados Unidos, cambiarán rotundamente.
La economía bajará y será un caos en todo orden, por lo que se recomienda ya no invertir en bienes raíces, ni en dinero, sino que en lo posible en terrenos para cultivar, en oro, plata y cobre; y que los habitantes norteamericanos comenzarán a migrar a Sudamérica en particular.
Lo que significará que empezarán a aparecer los verdaderos “misioneros” del planeta; seres humanos que han tenido su “graduación” en el plano espiritual, que migrarán por todo el planeta para ayudar a sanar a quienes así estén dispuestos a que sea.
No hay que ver este proceso con el miedo que naturalmente le nace a cada ego, sino como un cambio necesario para despertar como humanidad, para que efectivamente generemos un mundo y una realidad real en Amor, en Unidad y Armonía, ya que, por el momento, el común de los humanos aún no hacen su trabajo personal e individual desde su interior y aún se empeñan en luchar contra ellos mismos con la justificación de obtener derechos que ilusoriamente creen que se merecen, sin antes asumir sus propias responsabilidades, cumpliendo con sus deberes entre hermanos.
Como toda realidad forjada por la humanidad, ésta también se verá reflejada en el entorno inmediato, es decir, en el escenario en que se encuentran, que es el propio planeta Gaia.
Cambios climáticos de mayor fuerzas se manifestarían si la humanidad no toma consciencia de su accionar respecto a su pensar y, por sobre todo, por su sentir.
No es que el planeta cambie porque así lo estime, sino que se adecua a la propia realidad que cada individuo, en forma colectiva, manifiesta; por ende, si la humanidad vibra en Amor, Amor será lo que se manifieste; pero si sigue vibrando en rencores, rabias y desarmonía, pues éstas se verán reflejadas de la misma forma, en proporción a cómo funcionan los cuatro elementos: Fuego, Tierra, Aire y Agua.
De todos nosotros dependerá lo que nos suceda en el HOY y en la ilusión del futuro, ya que somos las divinidades del propio y Único Ser Creador, manifestados en distintos cuerpos que nosotros mismos decidimos experimentar.
Somos los propios creadores de nuestro planeta, de nuestro mundo, de nuestras realidades; los verdaderos responsables y nada, ni nadie más.
Somos todos “actores” en un mismo escenario, creando todo mientras vivimos y experimentamos lo que nos nace a nivel mental y sentimental, tanto consciente, como inconscientemente.
Vendrán efectivamente ayuda desde “arriba”, desde otros planos de la Creación, a tendernos sus manos, pero no por ello a solucionarnos lo que a todos nosotros nos corresponde hacer. Nada pueden hacer mas que aportar su Sabiduría y Amor, para nosotros avanzar por nuestra cuenta, desde lo individual a lo colectivo, volviéndonos Uno.
Recomiendo hacer lo que nos corresponde, a despertar cada quien a su tempo, pero en consciencia; a tomar consciencia, sin ira, sin rabia, perdonando, avanzando y actuando, sin esperar a que otros hagan lo que uno quiere o estime necesario, sino que uno mismo en acción, saliendo completamente de nuestra zona de confort, aunque duela.
Bendiciones a TODOS hoy y siempre, por siempre, para siempre, como siempre.
Se les ama, se les reconoce y se les agradece sus existencias sin excepción alguna.
NAMASTÉ.
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NAMASTÉ