El Perdón


Perdón proviene de la palabra perdonar, que a su vez proviene de los vocablos latinos per +  donare (dar, regalar).  La preposición per significa, según los casos por, con, pasar (por algo), por medio de, en cuenta de, a, a causa de, pasar por (encima, sobre de), en presencia de, durante, en el curso de, muy, excesivamente, total, completamente.  Y el verbo donare significa dar o regalar; en la forma de substantivo donum significa regalo, presente, don, y donación.
Según algunos, aunque esta posibilidad parece algo menos plausible, la palabra procede o podría también proceder del verbo perdo acción de destruir, arruinar, tirar (a la basura) o desperdiciar, dispersar o esparcir, desaprovechar, despilfarrar, y hacer perdedizo, así que perdonar vendría a ser la acción de arrojar el agravio a la basura, o destruir la falta.
El perdón consiste, en esencia, en que el perdonante, que estima haber sufrido una ofensa, decide, bien a petición del ofensor o espontáneamente, no sentir resentimiento hacia el ofensor o hacer cesar su ira o indignación contra él mismo, renunciando eventualmente a reclamar un castigo o restitución, y optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones entre ofensor perdonado y ofendido perdonante no queden afectadas. También se habla en un sentido impropio de perdonar un castigo o una obligación, en el sentido de renunciar a exigirla. En un sentido impropio se habla también de perdonar deudas u otro tipo de obligaciones.
Los resentimientos nos impiden vivir plenamente sin saber que un simple acto del corazón puede cambiar nuestras vidas y de quienes nos rodean.
En los momentos que la amistad o la convivencia se rompen por cualquier causa, lo más común es la aparición de sentimientos negativos: la envidia, el rencor, el odio y el deseo de venganza, llevándonos a perder la tranquilidad y la paz interior. Al perder la paz y la serenidad, los que están a nuestro alrededor sufren las consecuencias de nuestro mal humor y la falta de comprensión. Al pasar por alto los detalles pequeños que nos incomodan, no se disminuye la alegría en el trato cotidiano en la familia, la escuela o la oficina.
Sin embargo, no debemos dejar que estos aspectos nos invadan, sino por el contrario, perdonar a quienes nos han ofendido, como un acto voluntario de disculpar interiormente las faltas que han cometido otros.
En ocasiones, estos sentimientos son provocados por acciones o actitudes de los demás, pero en muchas otras, nos sentimos heridos sin una razón concreta, por una pequeñez que ha lastimado nuestro amor propio.
Creemos que perdonar a nuestros "enemigos" es un acto de generosidad. Más bien es lo contrario. Perdonar es una actitud decisiva para nuestra salud física y mental.  Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos.
El perdón es una expresión de amor.
El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.
No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes.  Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó.  Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.  El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.
La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento. Te tiene encadenado.  La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.  El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario.
Cuando le pides perdón a alguien (y lo haces sinceramente) significa que te has detenido a pensar en cómo puede haberse sentido esa persona por algo que tú has dicho o hecho. Cuando te detienes a pensar en los sentimientos de otra persona, empieza a saberte mal tu comportamiento. Y, si has hecho algo que sabías que estaba mal, es posible que hasta te avergüences de ello.  Incluso, aunque lo que ha ocurrido haya sido un accidente o lo hayas hecho sin querer, probablemente te seguirá sabiendo mal haber herido los sentimientos de otra persona. Después de pedir perdón, es posible que te sientas un poco mejor (lo que probablemente también le ocurrirá a quien lo reciba). Cuando una persona pide perdón con tacto, lo más probable es que se sienta mejor por haber intentando arreglar las cosas.
Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.
El camino para aprender a amar es "Perdonando", quien desea crecer en el amor lo logra amando en el perdón.
Perdonar es el camino de la liberación, el que auténticamente se libera es quien perdona, echando fuera de su alma al rencor y la venganza que solamente lo envilece y lo consume.
Perdonar a pesar de tener razón y mil justificaciones para no hacerlo, se atreve a pronunciar en el interior del corazón "Perdón". Perdonar cuando te han ofendido y humillado es cuando se manifiesta la grandeza del corazón del ser humano.
Solamente el que ama auténticamente puede decir "te perdono y lo olvido". Perdonar es cuando a pesar de sentirse ofendido te atreves a dar una sonrisa de amor.
La principal causa del sufrimiento es el Resentimiento.  La mayoría de nosotros hemos pasado por situaciones donde salimos lastimados emocionalmente o, al contrario, lastimamos a los demás. Lo más importante para nosotros no son las situaciones en sí, lo que realmente nos va afectar son las emociones que generan esos eventos: la rabia, el odio, el resentimiento, etc.
A veces no sabemos cómo manejar esas emociones y nos dejamos llevar por nuestros pensamientos negativos, los cuales nos producen mucho daño, tanto emocional como físicamente. Está comprobado científicamente que las emociones negativas, principalmente el resentimiento, son las principales causas de muchas enfermedades.
El resentimiento es:
•  Sentimiento contenido de hostilidad contra aquél o aquellos que consideras que te ha maltratado.
•  Irritación y enfado no resuelto sobre un acontecimiento negativo que te ha sucedido.
•  Rabia, furia, agitación emocional que sientes siempre que se habla de una determinada persona o acontecimiento.
•  Incapacidad para perdonar.
•  La causa de la desconfianza que sientes al tratar con personas o acontecimientos que te produjeron dolor en el pasado.
•  Dolor emocional no resuelto que sientes cuando no logras aceptar una pérdida.
•  El malestar sentido después de gastar mucho esfuerzo y energía para alcanzar algo que finalmente pierdes.
•  El resultado de pensar que fuiste víctima de un trato injusto sin la resolución del problema.
•  El sufrimiento prolongado y en silencio cuando una expresión abierta de dolor es indeseada.
•  El rencor hacia una persona o grupo que consideras que te han impedido lograr ciertas cosas.
•  Sentirse ofendido pero guardar silencio cuando crees que una persona o un grupo ha ignorado o negado tus derechos.
Cuando alguien siente resentimiento hacia una persona o un grupo:
•  Pone mala cara silenciosamente en su presencia o ante la mención de su nombre.
•  Se siente mal cuando una música, una película, o un programa de televisión le recuerda las interacciones desagradables que ha tenido con ellos.
•  Habla de una manera burlona o degradante de ellos.
•  Tienen pesadillas o pensamientos desagradables sobre ellos.
•  Se ve bloqueado en sus esfuerzos de crecimiento personal sin saber por qué.
•  Se siente furioso sin razón aparente.
•  Se siente deprimido, abatido, y se encuentra a sí mismo entrando en círculos cuando intenta superar estas sensaciones negativas.
•  Evita mencionar o discutir cualquier tema que esté relacionado con su último enfado o malestar acerca de esas personas.
•  Aprieta los dientes y sonríe cuando realmente desea gritar al oír hablar de esa persona.
•  Finge entusiasmo por estar con esa persona cuando en realidad preferiría no saber nada de ella.
•  En ocasiones da lugar a depresión.

Para saber perdonar necesitamos:
- Evitar "interpretar" las actitudes.
- No hacer juicios sin antes de preguntarnos el "por qué" nos sentimos agredidos (así encontraremos la causa: imaginación, susceptibilidad, egoísmo).
- Si el malentendido surgió en nuestro interior solamente, no hay por qué seguir lastimándonos: no hay que perdonar.  Lamentamos bastante cuando descubrimos que no había motivo de disgusto... entonces nosotros somos los que debemos pedir perdón.
Y si efectivamente hubo una causa real o no tenemos claro qué ocurrió, habrá que:
- Tener disposición para aclarar o arreglar la situación.
- Pensar la manera de llegar a una solución.
- Buscar el momento más adecuado para platicarlo con calma y tranquilidad, sobre todo de nuestra parte.
- Escuchar con paciencia, buscando comprender los motivos que hubo.
- Exponer nuestras razones y llegar a un acuerdo.
- Olvidar en incidente y seguir como si nada hubiera pasado.

Recuerda que "la declaración del Perdón es la clave para liberarte".  ¿Con qué personas estás resentido?  ¿A quiénes no puedes perdonar?  ¿Tú eres infalible y por eso no puedes perdonar los errores ajenos?
"Perdona para que puedas ser perdonado"
"Recuerda que con la vara que mides, serás medido..."

NAMASTÉ

1 comentario:

  1. "Hola!! acabo de leer, sobre el perdon todo lo q dice ahí calza conmigo, mi familia y yo vivimos una situación muy mala con mi mamá, ella nos hizo mucho daño y yo estaba embarazada de mi tercera hija, no hablo con ella hace 5 años y todo lo q nos hizo sufrir fue terrible, me daño mucho y hasta ahora nooo puedo perdonarla, pero tu maravillosa sabiduría me ha hecho darme cuenta de q estoy mal, gracias pq todo lo q he leido me ha servido mucho. Eres maravillosamente especial, bendiciones."

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NAMASTÉ

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