Hablar sobre las dimensiones, mentalmente, puede ser desde una mirada tanto a nivel científico como espiritual, creyendo que ambas son distintas, cuando la verdad son lo mismo, sólo que lo científico es la mirada y la experiencia de la inconsciencia dormida con respecto a lo espiritual, que es la mirada y la experiencia de la propia consciencia despierta.
Para la espiritualidad, las dimensiones son los diferentes estados de la propia consciencia en la existencia que experimentamos durante el camino hacia el Ser Único, hacia sí mismo, hacia el interior, o bien, cuando decide hacer el camino inverso, hacia el exterior, para luego volver en forma cíclica y estacionaria. Es decir, mentalmente hablando, que son los pasos “evolutivos” e “involutivos” que el propio Ser decide experimentar para regresar a la Fuente Divina, o bien, para ir desde Ella hacia el plano material o más allá.
A pesar de nuestro concepto ilusorio de Tiempo, todos los niveles dimensionales se encuentran en el Aquí y en el Ahora, en el Hoy, en el Presente, y la diferencia entre ellas es la longitud vibracional de su onda o frecuencia. También podríamos decir que son niveles de conciencia, llamadas Dimensiones de Consciencia, algo así como parecido a las bandas de radio con sus frecuencias y estaciones.
Para poder comprenderlo mejor, hay que recordar que todo sucede sólo y únicamente en el Universo, que es todo lo que existe, el Todo, Dios, Cosmos, etc.
La palabra Universo está compuesta por “uni”, que significa “uno”, y “verso”, que significa “camino, realidad o verdad”, es decir, la “única verdad”, el “único camino” o la “única realidad”.
Nada más existe que esto, que este mismo plano de existencia y que acá mismo sucede y está todo, en sus distintas dimensiones, una dentro de la otra, como grandes esferas que contienen a la inferior, encerradas por la mayor de todas, la que llamamos “Universo”. De ahí que viene la palabra “planeta”, de plano existencial, dentro de una gran esfera que lo contiene, tal cual las grandes civilizaciones antiguas lo percibían y lo describían, hasta que la Iglesia Católica cambia el concepto, sin siquiera poderlo comprobar y corroborar.
A su vez, cada esfera o dimensión, sería lo que en latín se le denominaba “mundo”. Por tanto, cada mundo está dentro de otro y cada uno puede percibir el propio y los inferiores, nunca los superiores, a menos que el grado de consciencia de cada quien despierte y evolucione.
Es por ello que también, en vez de “dimensiones”, a nivel religioso, se habla de “cielos”; y que desde el primer o último cielo se va a la Tierra y luego de vuelta. De ahí que vienen los conceptos de “cielo” e “infierno”, entre la “tierra”, con sus “ángeles” y “demonios”, entre seres humanos.
Existen siete cielos, es decir, siete dimensiones, siete mundos, más la octava dimensional, que sería la Tierra misma, lo que reconocemos como nuestro mundo, lo más material, la cual también tiene, dentro de ella, sus propias “dimensiones” o “mundos”, las cuales les llamamos “reinos”, como el reino mineral, el vegetal y el animal.
Igualmente existen otras dimensiones dentro del primer o último cielo, tal cual lo es en la Tierra, que se corresponden a otras octavas vibratorias que se encuentran actualmente fuera de nuestra comprensión mental, y así sucesivamente, una dentro de la otra, en forma infinita, sin parar, en forma fractal. Todas englobadas por el gran cielo, el gran mundo, la gran dimensión: el “Universo”.
Ahora, en cada mundo, cielo o dimensión residen distintos seres dimensionales de acuerdo a su grado de consciencia, siempre en el mismo plano de existencia, a los cuales se le han llamado minerales, vegetales, insectos, animales, humanos, ángeles, dioses, divinidades, extraterrestres, etc., conviviendo entre sí y cada quien percibe al otro según su propio grado de consciencia y, cada quien, conforma un nuevo mundo, ya que cada mente y cada consciencia, es un mundo aparte dentro del mismo mundo que conforman y comparten.
También cabe destacar que cada dimensión, mundo o cielo, está regido por un conjunto de leyes y principios específicos para funcionar en sintonía con la frecuencia de esa dimensión, tal cual en el plano material, como son las leyes de la Naturaleza: como la ley de gravedad, la de conservación, la de termodinámica, etc., las cuales se rigen los científicos. Pero si bien todas las dimensiones tienen sus propias leyes, todas están condicionadas por las grandes 7 leyes universales, que son la del mentalismo, la de correspondencia, la vibraciones, la de polaridad, la de ritmo, la de causa y efecto y, por último, la de género.
De acá es que se desprenden las distintas creencias religiosas, en donde cada astro, o mal llamados planetas, es una divinidad para los griegos y romanos; o un ángel o arcángel para los judeoscristianos; o bien, un extraterrestre para los de new age o la nueva era.
A su vez, como expresa una de las leyes universales en donde dice que “como es arriba, es abajo y como es adentro es afuera y viceversa”, así como hay 7 o más cielos hacia arriba del plano terrestre, los hay hacia abajo de éste y los llamamos infierno o inframundo. En donde los cielos representan la Luz y los infiernos a la Obscuridad y el plano terrestre está al medio entre ambos, proyectados por ambos, convergiendo, compartiendo y experimentando a ambos, en todos sus niveles, grados y vibraciones.
Ahora bien, “cambiar” de dimensión significa expandir nuestra conciencia, de despertar en el estado en que nos encontramos, conectándonos con el Todo, con nuestra Alma, con nuestro corazón, despojándonos de nuestro Ego; o dormirnos más de lo que la gran mayoría se encuentra, experimentando sueños e ilusiones, comprometidas con nuestros deseos y emociones, generadas por nuestra mente, para complacer nuestro Ego. Como también, el poder fluir y convivir con ambos al mismo tiempo, Alma y Ego, Corazón y Mente, en forma totalmente individual, consciente y observadora, responsable y autosuficiente, generando un plano terrestre equilibrado.
Famosa es la historia de un personaje animado que vivía en un papel y cuyo mundo era totalmente bidimensional. Su cerebro había aprendido que así era su realidad: formada por puntos y líneas sobre un inmenso plano blanco. Era Inconcebible para él pensar en objetos con volumen o tridimensionales. Así es para nosotros: un imposible desde nuestras mentes, desde nuestras creencias y enseñanzas, el de pensar en realidades que no sean la conocida y establecida por nuestra cultura social, ya que nuestro cerebro está entrenado a obligar a percibir de una manera determinada, sosteniéndose como única verdad, relegando al corazón; por lo cual, cambiar de dimensión es expandir nuestra forma de percibir la realidad, de ver las cosas y de sentirlas, saliendo de lo establecido socialmente en todo orden y ámbito.
He de recordar y de mencionar también, que las civilizaciones antiguas y algunas actuales, como los egipcios, los sumerios, los mesopotámicos, los griegos, los romanos, los celtas, los vikingos, los árabes, los islámicos, los hindúes, los indios, los chinos, los incas, los mayas, los aztecas, los navajos, los propios hebreos y cristianos antes de la Iglesia Católica, expresado en la Biblia en más de 30 versículos, hasta los masones y la propia Organización de las Naciones Unidas saben y sabían que somos el centro de la creación, que todo gira en nuestro rededor, lo obscuro y lumínico, condicionándonos, que somos el propio Universo expresado en distintos mundos o dimensiones, entre cielos e infiernos, en un mismo plano de proyección, llamado Tierra, Gaia o Pachamama.
Para finalizar, y volviendo al concepto de dimensiones como tal, cada una o cada mundo, tiene su propio propósito, su propia finalidad, nada es casual, todo es perfecto y debemos aprender a aceptarlo, a vivirlas y experimentarlas, ya que es parte de un mismo todo, en el cual estamos inmersos y hechos de lo mismo. Ninguna es mejor o peor que la otra, sólo son, sólo están, para nuestro aprendizaje, para nuestras vivencias y experiencias, para jugar conscientemente en cada una de ellas.
En la segunda parte hablaré sobre cada una de ellas. Bendiciones.
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GRACIAS, Bendiciones
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