La
sociedad es el conjunto de personas que interaccionan entre sí y comparten
ciertos rasgos culturales esenciales, cooperando para alcanzar metas
comunes. El término sociedad es
utilizado indistintamente para referirse tanto a comunidades de animales, como
de seres humanos. La diferencia esencial
existente entre éstas es la presencia de cultura como rasgo distintivo de toda
sociedad humana.
La
cultura es el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones,
explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad se
manifiesta. Como tal incluye lengua,
costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser,
vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de
creencias. Desde otro punto de vista se
puede decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el
ser humano. El concepto de cultura es
fundamental para las disciplinas que se encargan del estudio de la sociedad, en
especial para la psicología, la antropología y la sociología.
Si bien
sociedad y cultura se han usados a menudo como sinónimos, son conceptos muy
distintos. La sociedad hace referencia a
la agrupación de personas, mientras que la cultura hace referencia a toda su
producción y actividad transmitida de generación en generación a lo largo de la
historia, incluyendo costumbres, lenguas, creencias y religiones, arte,
ciencia, etc. La diversidad cultural
existente entre las diferentes sociedades del mundo se debe a la diferenciación
cultural que ha experimentado la humanidad a lo largo de la historia debido
principalmente a factores territoriales, es decir, al aislamiento e interacción
entre diferentes sociedades.
La
sociedad humana se formó con la propia aparición del hombre. En la prehistoria la sociedad estaba
organizada jerárquicamente, donde un jefe siempre era el más fuerte, el sabio
del grupo, ocupando el poder. No fue
hasta la época griega cuando esta tendencia absolutista del poder cambió, dando
paso a un sistema social en el que los distintos estamentos de la sociedad, dejando
fuera del sistema a los esclavos, podían ocupar el poder o unirse para
ocuparlo, llamado la democracia, la cual originó la aparición de la
política. Pero no fue hasta 1789, con la
Revolución Francesa, cuando la tendencia de sociedad cambió radicalmente
haciendo que cualquier persona, hipotéticamente, pudiera subir a un estamento
superior, algo imposible hasta aquella época.
Por
definición, las sociedades humanas son entidades poblacionales. Dentro de la población existe una relación
entre los sujetos (consumidores) y el entorno; ambos realizan actividades en
común y es esto lo que les otorga una identidad propia. De otro modo, toda sociedad podría ser
entendida como una cadena de conocimientos entre varios ámbitos, tales como el
económico, político, cultural, deportivo y de entretenimiento.
Los
habitantes, junto con su entorno y los proyectos (prácticas sociales) hacen
parte de una cultura, pero existen otros aspectos que ayudan a ampliar el
concepto de sociedad y el más interesante y que ha logrado que la comunicación
se desarrolle constantemente es la nueva era de la información, es decir la
tecnología alcanzada en los medios de producción, desde una sociedad primitiva
con simple tecnología especializada de cazadores (con muy pocos artefactos), hasta
una sociedad moderna con compleja tecnología especializada en todas las
especialidades (con muchísimos artefactos).
Estos estados de civilización incluirán el estilo de vida y su nivel de
calidad que, asimismo, será sencillo y de baja calidad comparativa en la
sociedad primitiva, y complejo o sofisticado con calidad comparativamente alta
en la sociedad industrial. La calidad de
vida comparativamente alta es controvertida, pues tiene aspectos subjetivos en
los términos de cómo es percibida por las personas.
También,
es importante resaltar que la sociedad está conformada por las industrias
culturales. Es decir, la industria es un
término fundamental para mejorar el proceso de formación socio-cultural de
cualquier territorio. Este concepto
surgió a partir de la Revolución Industrial que fueron ejecutando en la
sociedad en la medida en que el hombre producía más conocimiento y lo explotaba
en la colectividad.
En la
sociedad el sujeto puede analizar, interpretar y comprender todo lo que lo
rodea por medio de las representaciones simbólicas que existen en la
comunidad. Es decir, los símbolos son
indispensables para el análisis social y cultural del espacio en que se
encuentra el hombre y a partir de la explicación simbólica de los objetos se
puede adquirir una percepción global del mundo.
A su
vez, la sociedad de masas está integrada por diversas culturas y cada una de
éstas tiene sus propios fundamentos e ideologías que hacen al ser humano único
y diferente a los demás.
Del
latín populus, es el conjunto de personas de una nación, aunque también puede
entenderse como el conjunto de personas de un país, de una región o de una
localidad, o incluso asimilarse al mismo concepto de país o de localidad
(especialmente para una población rural).
También puede entenderse como una identificación étnica (racial o
cultural), sobre todo en expresiones como pueblos primitivos o pueblos
indígenas de la actualidad, o pueblos antiguos en épocas históricas pasadas.
No
obstante, la definición de pueblo es demasiado compleja, algo polémica y no
exenta de ambigüedad que viene desde los orígenes de los sistemas jurídicos y
del pensamiento político occidental.
Gracias
a la formación de pueblos es que se genera una sociedad en la cual aparecen
distintos tipos de culturas de acuerdo a las propias necesidades, explicaciones
y vivencias que este grupo de de personas necesitan, formando así, lo que
llamamos historia.
Las
ciencias sociales o ciencias humanas son
aquellas ciencias o disciplinas científicas que se ocupan de aspectos del
comportamiento y actividades de los humanos, generalmente no estudiados en las
ciencias naturales. En ellas se examinan
tanto las manifestaciones materiales como las inmateriales de las sociedades e
individuos, las cuales presentan problemas metodológicos propios.
Las
ciencias naturales, ciencias de la naturaleza, ciencias físico-naturales o
ciencias experimentales son aquellas ciencias que tienen por objeto el estudio
de la naturaleza siguiendo la modalidad del método científico conocida como
método experimental. Estudian los
aspectos físicos, y no los aspectos humanos del mundo. Así, como grupo, las ciencias naturales se
distinguen de las ciencias sociales.
Las
ciencias naturales, por su parte, se apoyan en el razonamiento lógico y en el
aparato metodológico de las ciencias formales, especialmente de las
matemáticas, cuya relación con la realidad de la naturaleza es menos directa o
incluso inexistente. En cambio, las
ciencias sociales buscan, desde sus inicios, llegar a una etapa verdaderamente
científica, logrando cierta independencia respecto del método prevaleciente en
la filosofía. En ésta coexisten posturas
opuestas respecto de algún aspecto de la realidad, mientras que en las ciencias
exactas, ello no es posible. De ahí que
las ramas humanistas de la ciencia deberían tratar de imitar, al menos en este
aspecto, a las ciencias exactas.
En
general, existe un acuerdo no tan razonable sobre qué disciplinas deben ser
consideradas parte de las ciencias sociales y también de las ciencias
naturales, aunque la división tradicional entre ambas es dudosa en el caso de
algunas.
La historia es la ciencia que tiene como
objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las
ciencias sociales. Se denomina también
historia al periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura
hasta la actualidad.
Más allá
de las acepciones propias de la ciencia histórica, historia, en el lenguaje
usual, es la narración de cualquier suceso, incluso de sucesos imaginarios y de
mentiras, sea su propósito el engaño, el placer estético o cualquier otro. Por el contrario, el propósito de la ciencia
histórica es la fijación fiel de los hechos e interpretarlos ateniéndose a
criterios de objetividad, aunque la posibilidad de cumplimiento de tales
propósitos y el grado en que sea posible son en sí mismos objetos de debate.
A su
vez, llamamos historia al pasado mismo, e, incluso, puede hablarse de una
historia natural en que la humanidad no estaba presente.
Ese uso
del término historia lo hace equivalente a cambio en el tiempo. En ese sentido se contrapone al concepto de
filosofía que es el equivalente a esencia o permanencia. Para cualquier campo del conocimiento, se
puede tener una perspectiva histórica (el cambio) o bien filosófica (su
esencia). De hecho, puede hacerse eso
para la historia misma y para el tiempo.
La historia,
al ser una ciencia social y humana, se encarga de estudiar los procesos
sociales, explicando los hechos y eventos del pasado, lo que nos ayuda a
comprender el presente. Cicerón bautizó
a la historia como “maestra de la vida”, así como Cervantes la llamó “madre de
la verdad”.
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